¡Victoria!

No te pongas nervioso ni impaciente,
todo problema tiene solución.
Vive con calma, lúcida la mente,
serena el alma y firme el corazón.
La pereza, la duda y la vergüenza
impiden el ascenso hacia la luz.

Sea tu labor fructífera e intensa,
y no olvides postrarte a Jesús.
Es conveniente, sabio y positivo
orar a Dios con íntimo fervor,
despierta el manantial de lo creativo
y enciende la gran llama del amor.
El éxito, es la mística confianza
en lo divino, puro e inmortal,
es la superación y la esperanza
de un noble triunfo sobre todo mal.
Victoria, yatu fe te ha liberado,
y en tu alma brilla clara la ilusión
de conquistar lo digno y lo elevado,
y recibir celeste bendición.