GANAR Y PERDER: Una Perspectiva Bíblica


- Por Julio Bautista, Confraternidad Cristiana del Deporte Argentina -

Pablo en I Timoteo 4:7b-12 dice que el ejercicio físico tiene poco valor en comparación con la piedad.
Sugerimos tres pautas para guiar nuestras actitudes, referentes a ganar y perder.

COMPETIR DE TODO CORAZÓN, CON EXCELENCIA

El cristiano puede y debe hacer deporte con todo el corazón; con entrega, con entusiasmo, con excelencia. De hecho, debe ser así la actuación del cristiano en todos los aspectos de su vida.
Pablo afirma esta actitud en Hechos 20:24, pero hay dos diferencias entre el cristiano que se esfuerza para la excelencia y el no creyente. Primero, el cristiano quiere hacer las cosas con excelencia para la gloria del nombre del Señor, las hace como si el Dios lo estuviera mirando (Colosenses 3:17,23). Prosigo la excelencia porque soy Su representante y Su siervo.
Segundo, no depende de mi autoestima, de mi performance deportiva, ni de nada por el estilo. La confianza y la seguridad del creyente están en su relación con el Padre. El deporte para el cristiano es una parte de su vida y también lo para agradar a Cristo.
Compite para Cristo y si dentro de la actuación deportiva, triunfa, lo disfruta como regalo de Dios. Hebreos 12:1-2 es un pasaje que nos motiva a competir con estos valores.


COMPETIR PARA CRECER EN EL CARACTER CRISTIANO

El cristiano debería ver el deporte como una herramienta, en las manos de Dios, para el desarrollo de su carácter como un hijo de Dios. Hay cualidades para reforzar, y lecciones para aprender, tanto en ganar como en perder. Hay algunos elementos de mi carácter que se desarrollan con el triunfo, como la humildad, la mansedumbre, la bondad, etc. Otras cualidades sólo se aprenden en la derrota, como la paz, el gozo, la paciencia, el autodominio, etc.
La actividad competitiva, en general, nos ofrece las circunstancias para emplear todas nuestras fuerzas hacia el crecimiento del Fruto del Espíritu, la perseverancia y la integridad.

COMPETIR CON LA PERSPECTIVA ETERNA

El cristiano tiene una perspectiva más amplia acerca del deporte, que solo la de ganar, de perder o simplemente competir. Debemos ser más maduros para poder ver más allá de los resultados inmediatos. Somos jugadores, en primer lugar, en el "Juego de la Vida" y nuestra participación en el deporte es una parte de esta gran competencia eterna. Si vale la pena esforzarnos por ganar en los juegos deportivos, cuánto más
en el Juego de la Vida (I Corintios 9:24-27). Allí es donde tenemos puestos los ojos. Nos esforzamos por alcanzar aquello por lo cual fuimos alcanzados
(Filipenses 3:12-14). Y para alcanzar aquello, a veces significa perder en lo
deportivo. Pero con la perspectiva del Juego de la Vida, el perder significa
"perder para ganar". Que mejor que poder decir como Pablo al final de su vida,"he peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe" (IITimoteo 4:7).

El cristiano eleva su llamado en la competencia, viendo más allá de los valores y actitudes de este mundo para ver la pasión de Dios por las almas.

El deportista cristiano entiende que gane o pierda, el deporte puede ser una herramienta poderosa en las manos de Dios para nuestra formación espiritual. Cristo nos ha elegido para ser sus Embajadores para colaborar con El en edificar SU iglesia. La derrota no duele tanto; el gozo de la victoria se atempera (modera) con una humildad genuina. Tengamos en cuenta un entendimiento más alto del triunfo, que mire más allá del encuentro deportivo, al Triunfo final de Cristo.

* Para reflexión y revisar:

¿Cómo puedo elevar la calidad de mi competencia sin perder la
perspectiva eterna? ¿Hay un llamado más alto para mi como competidor
Cristiano?

* Para acción y cambio de dirección

¿Qué puedo hoy cambiar para competir desde la perspectiva Bíblica? “¿Saben que en una carrera todos corren, pero solamente uno se lleva el premio? Corran de tal manera que obtengan el premio.” I Corintios 9