Tema: Sansón. Luces y sombras de un siervo de Dios.
Jueces 13.
No cabe ninguna duda que todo ser humano tiene desde el arranque mismo de su vida un potencial enorme a su disposición. El triste hecho es que a medida que van creciendo muchas cosas interfieren y hacen que muchos nunca alcancen una realización personal suficiente y esperable. Otros, por otro lado, se reponen de difíciles comienzos y logran realizaciones impresionantes. Hay un grupo que es quizás el más difícil de comprender y es el que conforman aquellos muy dotados de habilidades y recursos y que nunca terminan de alcanzar el potencial ideal que sus capacidades parecen indicar. Muchas veces esas personas pueden estar dotadas también con alguna falla en su carácter con la que no luchan y que termina de hundirlos en el montón de aquellos de los que podemos decir “¿Qué hubiera sido de fulanita o fulanito si hubieran desarrollado todo su potencial?” Esa es la sensación que me deja la vida de Sansón.
Pensemos en lo que se decía de él antes de nacer inclusive: “...ese niño estará consagrado a Dios como nazareo desde antes de nacer, para que él sea quien comience a librar a los israelitas del poder de los filisteos” (vs 5) Dios mismo lo señaló para grandes cosas. Ahora bien, los que conocemos toda su historia, vemos que efectivamente logró librar a su pueblo. El tema es que fue un libertador con graves debilidades, contra las que nunca batalló. Si él hubiera decidido ser fiel a Dios en todo, no cabe duda que también hubiera alcanzado esa meta, pero seguramente a un menor costo personal.
Todo hijo de Dios, desde que nace de nuevo, tiene un enorme potencial a su disposición. Capacidades especiales que Dios le dá para llevar adelante la obra y todo el poder de Dios para llevara cabo una vida con verdadero propósito. ¿Por qué entonces la mayoría de los creyentes parecen vivir vidas mediocres? Seguramente no es porque Dios no haya puesto en ellos todo el potencial para grandes cosas. Dios te creó para llevar adelante sus planes a través tuyo y en vos está hacerlo a tu manera o a la suya.
En la práctica: Si tenés que hacer una evaluación de tu propia vida ¿podés decir si estás desarrollando tu potencial como creyente? Si la respuesta es no, ¿qué podés hacer para poder empezar a ser el que Dios quiere que sea?
