El jóven y el camino


El Salmo más largo de la Biblia, registra una frase que me ha inspirado, el 119, para escribir este artículo, ¿Con qué limpiará el joven su camino?
El autor que parece ser un joven, está viendo lo bienaventurado que son los de perfecto camino, los que andan en la ley del Señor. Además agrega, los que guardan sus testimonios y con todo el corazón le buscan. Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos, ¡ojala fuesen ordenados mis caminos, para guardar tu palabra! Entonces no sería yo avergonzado. Tres veces habla de los caminos, caminos perfectos…caminos para andar...caminos para ordenar. La consecuencia es que los caminos ordenados y transitando por ellos, son los caminos rectos, de lo que no hay que avergonzarse. La pregunta todavía queda en pie: ¿Con que limpiará el joven su camino? La respuesta es, con guardar tu palabra (versos 1 al 6).


Luego pide entender Su palabra, que le abra los ojos para ver y maravillarse, y meditar en sus maravillas que ha hecho (Vs. 18 y 27) luego de una larga oración concluye, avívame en tu camino, vivifícame en tu justicia. (vs. 33-40) Mi deseo de alabarte es constante, a media noche me levanto para alabarte, siete veces al día te alabo por tu justos juicios, (vs. 62 y 164) Amo tu palabra, todo el día es ella mi meditación, me has hecho más sabio que mis enemigos, porque tus dichos siempre están conmigo. Más que todos mis maestros he entendido, porque medito en tus testimonios, más que los viejo he entendido porque he guardado tus mandamientos, de todo mal camino contuve mis pies para guardar tu palabra….¡cuan dulce son a mi paladar tus palabras, más que la miel a mi boca! Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera en mi camino (97-105)

Está convencido, que es tiempo de actuar, pues han invalidado tu ley, el hombre está viviendo sin Dios y sin ley, y las consecuencias se dejan ver.
Sufro por la iniquidad de los impíos y derramo lágrimas, porque no guardan tu ley. Se que las consecuencias las vamos a sufrir todos, justos e injustos (vs. 126 y 136) Madrugo para buscarte, me anticipo al alba, clamo y espero en tu respuesta. Óyeme conforme a tu misericordia, vivifícame conforme a tu juicio, en tu justicia (vs. 147-149) Llegue mi clamor delante de ti Señor, dame entendimiento conforme a tu palabra, llegue mi oración delante de ti (vs. 169,170) Todo su clamor, su deseo de ser un mejor cristiano, sus decisiones y el pedido a Dios para que actúe y que él mismo tenga un avivamiento en su espíritu, es para hacer una obra más eficaz. El se propuso y lo logró, llegó ha ser uno de los bienaventurado, de los que no andan en consejos de malos, en camino de pecadores, ni se sienta con los escarnecedores (Salmo 1: 1-6) Que esta sea le respuesta de de más de uno de los jóvenes que lean este artículo.