Devocional Diario: Calma en medio de la lucha


Hch 6.15; 7.55 y 56

Dios está al lado de sus hijos en los momentos más difíciles de su vida. Es cuestión de que nosotros nos demos cuenta de esa presencia para poder afrontar esos momentos de una manera que le lleve gloria al Señor. La promesa de Cristo, de estar con nosotros “todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28.20), por ser promesa de aquel que es fiel, no falla ni fallará. ¿Por qué entonces, cuando atravesamos problemas no notamos su presencia? Siendo que él prometió estar con nosotros, él indefectiblemente estará allá donde estemos. El error es de nuestra percepción acerca de su presencia a nuestro lado, ya que cuando viene el temporal, siempre somos más dados a mirar el viento y las olas que al que tiene control sobre el viento y las olas.

Esteban estaba ante su hora crucial, el momento en el que se decidía su futuro. Pero como había escogido ser fiel a su Señor viviendo una vida de continua comunión con Él, no dejó que el pelotón de ejecución se interpusiera entre él y el gozo de experimentar a Cristo aún en esas circunstancias. Eso hizo la diferencia, su voluntad de gozar de la presencia de Jesús en todo momento. Por el contrario, nosotros tenemos en nuestro equipaje evangélico que a Cristo se lo disfruta y se siente su presencia sólo en medio de reuniones de celebración. Es un error que nos lleva a desesperar cuando la celebración termina y volvemos al mundo real con sus problemas bien reales.

En dos cosas notamos que Esteban no dejó que su actual circunstancia (que no era un simple dolor de muelas, sino que era el momento de su muerte). En primer lugar en 6.15 se nos dice que su cara era como la de un ángel. Nunca vi a un ángel como para saber su apariencia, pero por lo que la Biblia nos deja entrever, son seres majestuosos. La presencia de Cristo era tan intensa en Esteban que, lejos de mostrar miedo, su rostro se asemejaba al de un guerrero celestial.

En última instancia, se le concedió una visión de Cristo reinando y esperándolo allá en el cielo (7.55, 56) ¡Qué mayor consuelo podía recibir este siervo fiel que saber que por más que todo parecía estar mal, el Rey estaba en su trono!

En la práctica: ¿Qué es lo que prevalece en vos en tus momentos de mayor presión? ¿En que te ayuda el saber que tu Señor está en el cielo, en control de todo lo que te pasa?