Devocional Diario: La debilidad del más fuerte I


Jueces 14.1-4

Muchos conocemos la historia de Aquiles, el héroe griego (si no por haberlo leído, por lo menos por haber visto la película Troya, donde Brad Pitt hacía de Aquiles) Este héroe era casi invulnerable en lucha, de tal manera que no había nada que lo hiriera de muerte. O mejor dicho, casi nada. Cuando nació, su madre recibió el encargo de bañarlo en las aguas de cierto río, sumergiéndolo totalmente, para hacerlo invencible. Así lo hizo su madre, pero, como tenía que tomarlo por algún lado para sumergirlo, lo tomó del talón, que fue el único lugar que quedó sin sumergir. Durante la guerra por Troya, justo ahí fue donde una flecha impactó y el héroe murió (el lugar del cuerpo es el que ahora se llama “tendón de Aquiles”)

Lo mismo le pasó al héroe germánico Sigfried. Se lavó con la sangre de un dragón que había matado, lo que lo haría invencible, pero no se dio cuenta que en la espalda se le había caído una hoja de árbol. Esa fue la única parte que la sangre del dragón no cubrió y fue ahí donde entró la lanza que finalmente lo mató.

Y con nuestro héroe Sansón pasó algo similar. Su debilidad eran las mujeres, y si no eran del pueblo de Dios, mucho mejor. Todos sus problemas y su ruina final, vinieron por esta debilidad de su carácter. Nunca hizo nada por luchar contra ese mal y así le fue. Aún cuando sus padres trataron de disuadirlo (14.3) él se empecinó en hacer lo que no era correcto.

Siempre es bueno que conozcamos cuales son nuestras debilidades a fin de no dejar lugares de nuestra vida desguarnecidos por dónde entren los dardos del enemigo. Si hacemos así, podremos vencer cada vez más seguido en las batallas que se nos presenten. Podemos tener cada uno una debilidad diferente, pero todos tenemos al menos una que es la causa de la mayoría de nuestros fallos. Descubrirla y pedirle al Señor que nos dé fuerzas para vencer es lo mejor que podemos hacer.

En la práctica: Ya sabés que te voy a decir. Si, frente al Señor poné tu debilidad frente tuyo y pedíle que él te ayude a vencer allí donde siempre sos vencido.