Devocional Diario: Más que mera preocupación III


Neh 1.1-11

Terminando esta parte de la preparación del viaje de Nehemías, tenemos que considerar algo que quizá parezca más que obvio. Pero antes ¿qué parte ocupa Dios en tu planificación diaria? O sea, cuando te levantás ¿ponés todo tu día en manos del Señor para que él te muestre que es lo que quiere que hagas? No es un detalle menor, ya que, como hijos de Dios, hay cosas que él quiere que hagamos. Hay directivas que él quiere darnos para que nuestro día sea para su gloria, para que, al terminar el día podamos estar convencidos de que hemos hecho todo lo que él quiso que hiciéramos.

Nehemías muy bien podría haber pensado, y con las mejores intenciones “Ahora voy a renunciara mi trabajo y me voy para Jerusalén y una vez allá me pongo a trabajar para mejorar la situación de mis hermanos” Podría haber sido una opción. Pero con sus escasos recursos y poder, bien poco podría haber hecho. Y él sabía eso, por lo que se dirigió al único que podía darle lo que a él le faltaba: Dios mismo (1.4-11) Es a él que le pide que su empresa tenga éxito (1.11) basado en el poder que Dios ya había demostrado con anterioridad (1.10)

Ese “pequeño” detalle, de entregar nuestras empresas a Dios es lo que marcará la diferencia entre éxito y fracaso.

En la práctica: ¿Cuántas de las cosas que planeaste hoy contaron con el asesoramiento de Dios? ¿Cuántas de las que tenés planeadas para mañana ya cuentan con su sello de aprobación?